viernes, 31 de diciembre de 2010

Poisonblack - Of Rust and Bones [2010]



Desde que Ville Laihala rompio corazones a troche y moche con la separación de Sentenced uno siempre ha tenido la esperanza que la magia que había en esa banda lo acompañara donde fuera. Por eso cuando Poisonblack se hizo presente en nuestras vidas muchos lo vimos como el salvavidas que nos salvaría del naufragio de los suicidas fineses. Sin embargo ese salvavidas no es más que un par de tablas dispersas en el mar de la desesperación, como restos de lo que alguna vez fue, con un lejano brillo de aquella gloriosa banda. Poisonblack, hoy por hoy, ha sacado su cuarto disco, "Of Rust and Bones", y allí vamos como abejas a la miel, como hipnotizados por su magnetismo, su gravedad y para encontrar aunque sea despojos del sonido de Sentenced. Sin dudas, y de una vez por todas, tenemos que hacernos con la idea que Poisonblack NO ES Sentenced, si bien el sonido es similar, la voz de Ville suena seductora, rockera y los riffs suenan pesados y sucios, no están las canciones que uno esperaría escuchar (por lo menos en la totalidad de los minutos que dura este trabajo).
Más allá de todo capricho de fan, "Of Rust and Bones" es un delicioso álbum de esta gente, que contiente varios ingredientes que hacen que la escucha sea amena y uno, por momentos, se entusiasme con canciones rabiosamente pegadizas, como la cachetada inicial "Sun Shines Black", con un riff trabado y potente que da paso a "Leech", quizás la más heavy del disco. Pero quizás lo más significativo de este "Of Rust and Bones" sean las miradas introspectivas como "My World", en la que bajan dos cambio y la banda juega con otra densidad y son canciones como ésta la que marcan el pulso de todo el trabajo, junto con "Invinsible", "Alone" y la delicada y genial "Down the Drain" donde los jugueteos del teclado y los arreglos acústicos hacen de esta canción algo único.
No se olvidan, sin embargo, de los que queremos mover la cabeza como desquiciados al ritmo de estribillos enfermamente pegadizos y para eso están "Buried Alive" y la terrible "Casket Case", donde todo el funesto espíritu finés se hace presente y nos deja una letra llena de frustración y odio (amén de rockearla como mil demonios).
Cierra una versión acústica de "My World" y sintetiza la intención de este trabajo que busca, por momentos, meterse en terrenos un poco más íntimos y explorar una faceta no tan rockera ni tan metálica del grupo. Mientras nos sigan dando dos o tres buenas canciones al estilo Sentenced pueden hacer lo que carajo quieran. Uno, en su irracionalidad de fan, nunca pierde las esperanzas.

alien

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