miércoles, 4 de mayo de 2011

Poisonblack - Drive


El incansable Ville Laihiala no parece guardarse nada a la hora de editar discos. Y casi sin descanso, de un año a otro ya estamos disfrutando del quinto trabajo de estos fineses. "Drive", al igual que "Of Rust and Bones", "A Dead Heavy Day" y, vamos, toda las discografía de POISONBLACK tiene el pesado karma de arrastrar a todos los fans huérfanos de SENTENCED que, me incluyo, comparamos incesamente cada obra de Laihiala con los desaparecidos reyes del rock y la depresión. Pues bien, podemos seguir analizando cada disco de POISONBLACK como un pobre (o no tanto) sucesor de "The Funeral Album" o "The Cold White Light" o podemos definitivamente darnos cuenta que POISONBLACK es una banda diferente, con canciones diferentes (y no tanto), con otro músicos, con otra filosofía y con otra vibración. O no tanto.
Podemos tratar pero no será tarea fácil. Cada acorde, cada riff, cada solo suena a SENTENCED y que Ville ya tiene la fórmula tan incorporada que es casi imposible deshacerse de ella, y ahí radica el principal atractivo y talón de Aquiles, a la vez, del grupo.
Son canciones como "Mercury Falling" (no tan casualmente elegida como corte de difución), "Maggot Song" o "The Dead-End Stream" que llevan como estandarte la marca registrada del sonido SENTENCED, sin embargo este "Drive" no está exento de matices, así nos encontramos con "A Good Day for the Crows" donde la banda roza el stoner rock, con un riff tan sureño como un aligator (y sin quererlo me trae a la mente a Taneli Jarva y THE BLACK LEAGUE). "From Now-Here no Nowhere" es el momento para desangrarse y apurar esa rancia copa de licor y "Sycophant" es el momento para cabecear paredes. "Futile Man", "Scars" adelantan el cierre de la placa con un mood introspectivo pero impregnado de humo y alcohol donde se destacan principalmente la labor de Lahiala en las guitarras. "Driftwood" es una buena canción para cerrar el telón que, inmediatamente, necesitamos volver a abrir para regodearnos, nuevamente, en la poderosa primer canción, "Piston Head", que es una soberana patada en la cabeza (y con una estética y temática muy parecida a "Fuel" de METALLICA), con un riff asesino y un estribillo con mil caballos de fuerza.
Un disco sólido y bien construído, que sienta sus cimientos en (para qué negarlo) la última etapa de SENTENCED pero que apela también al efecto de esos hits instantáneos que solo Ville sabe como lograr. Por lo demás este "Drive" es un paso adelante sobre "Of Rust and Bones", pero todavía no puedo evitar imaginarme como sería la banda si estuviera Mika Tenkula (RIP) tras las sies cuerdas. Karma de fan que hay que lavar, quizás en el próximo disco...

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